jueves, 25 de noviembre de 2010

PANFLETO ASAMBLEARIO


Me siento aquí a escribir
y de pronto los ojos se me llenan de mujeres que han muerto
las manos me sangran por los dedos hinchados de separar el arma
destinada a mi muerte.
El corazón se me cae desesperado y loco, harto de confiar.
Cuento mujeres, compañeras amigas de mi alma,
todas desconocidas, todas hermanas, humilladas, cautivas
del desprecio y asustadas.
Amigas muertas, amigas condenadas, amigas del silencio
que retiráis denuncias y demandas y que seréis cadáveres mañana,
me siento aquí a escribir y no sé qué más hacer
para que no te mueras más.
Búscame, habla, o permíteme que sepa dónde estás
dónde ocultas tus voces y tu miedo. Sé que falta mucho para que amanezca
pero si vamos muchas veremos mucho antes las luces
que indican el lugar por donde veremos amanecer.

Sé que esto solo es un panfleto y nada adelanto con escribirlo aquí. Pero es una forma de descargar mi propia conciencia. Hay mucho por hacer y es muy poco lo que hacemos todavía. Pero mis opciones no son las de poner otra mejilla, sino la de sacar otra espada. Por eso no quiero aconsejar.

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