La vida a veces

La vida a veces apuesta fuerte
consciente de que sus descosidos son apenas retazos de locura,
restos de algún dolor que se quedó pendiente,
y no importa apostar aunque se pierda.
Porque más no se puede.
Las apuestas son obligadas en la vida. Quien no apuesta no arriesga
y ni gana ni pierde. Mejor se queda a medias, en la vida de nadie,
sobre la alfombra tensa que no aprendió a volar.
Así mejor no vivas.
Duerme.