miércoles, 7 de marzo de 2012

REBAJAS


Desde todos los ángulos me sonríen
felices y contentos, espléndidos
dentro del marco de la fotografía.

Cinco, siete, diez rostros diferentes
de hombres y mujeres, de niños y de niñas
enseñando sus rostros sonrientes,
sus pieles sonrosadas y perfectas,
como si la vida fuese el gran almacén
en el que viven,
ese mundo exclusivo que nos muestran.

Compra, compra, compra…
Ve al cajero, explota la ventanilla,
roba, paga,
siente el escalofrío, el vértigo,
aprovecha la oportunidad que se te acaba el tiempo.
Mañana ya no puedes adquirir esta ganga.

Autómatas perdidas sobre los mostradores
enseñando sus garras
dispuestas al ataque como fieras,
preparadas para sacarse las entrañas.

Yo llegué primero. Yo lo vi antes.
Yo soy más fuerte. Yo tengo más dinero…

Por una vez estuve en las rebajas.
Era Enero. Hacía frío.
Intenté regalarme un abrigo
que desde hace tiempo me estaba haciendo falta.
Y solo vi mujeres embistiendo
como lobas hambrientas, o autómatas
en la búsqueda de un sueño de Buittón
por veinte euros de menos en rebajas.

Consternada voy sujetándome el alma entre los dientes
porque tampoco soy capaz de estar con la manada.


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4 comentarios:

  1. ESe final es tan tú... tan yo, tan necesario.

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  2. Desde luego en esa manada nunca he participado. Confieso que, porque mi cartera siempre ha estado bajo mínimas en enero. Aunque claro, al no tener muestra,no sé si me habría quedado a vivir con ellos o a ellos habría renunciado a la primera de cambio:)

    PD:Por un momento te he visto en el corte inglés:):)

    Besos

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  3. No te voy a hacer ningún comentario, no he ido nunca a las rebajas, no se como son. Solo las conozco de verlas en televisión.

    Besos

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    1. Estamos en las mismas. Nunca se me ocurriría ir a comprarme un abrigo durante los dís de las rebajas, sobre todo en los primeros días. Deben ser un agobio tan grande, que prefiero no pensarlo. Pero hay referencias. Y son tremendas.

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