viernes, 23 de marzo de 2012

METÁFORA


El silencio se tumbó en mi puerta
como un perro cansado.
Bostezó y con su boca abierta
pareció querer tragarse
todo lo que pasara
ante el umbral desnudo.

Después pasaron las vecinas
y cayeron en sus fauces hambrientas y lobunas.
Me liberé de ellas y de sus bocas frías.

Cayó un veinticinco de marzo por llegar
un cuadro de mentiras bien montadas
y un envase para guardar la rabia.

Cayó el olvido y el trueno,
un conato de suicidio de la tormenta ciega
una hoja de parra que no hizo ruido
y un lagarto pequeño que cayó de la tapia.

Todo fue cayendo sobre la grieta hambrienta
del silencio que parecía un perro cansado
tumbado en mi puerta una mañana
cuando no sabía qué escribir,
y decidí que el perro sería la metáfora
del silencio, de la apatía, el tedio y la desgana.




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2 comentarios:

  1. Una decisión que, sin duda la hundirá más si cabe en el silencio.

    besos

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  2. Unos versos excelentes esos ladridos de silencio traídos por el viento que le empujan a uno al otro lado, a un hueco en el vacío, a la informe felicidad del ojo ciego, del oído sordo, de la muda lengua.
    Saludos,

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