miércoles, 6 de junio de 2012

AUN QUEDAN PÁJAROS EN EL MUNDO



A las seis y media de la mañana
me despiertan cada día
un coro de golondrinas
cantando en la corrala bajo el alero.
Todas a una, como una enorme banda
de alborotadas locas bajo la dirección
de un buen maestro con pintas de jilguero,
entonan una desenfrenada melodía.

No vivo en el Retiro.
Vivo en un bloque de ladrillo basto
y de cemento duro,
y bajo las ondas de la teja en curva
hacen sus nidos los pequeños músicos.
Y observo desde mi ventana sus ensayos
y cómo protegen del calor los instrumentos
y se ofrecen sus picos amorosos
y se alimentan los unos a los otros
y se arrullan cariñosos,
se acoplan al espacio, se entretienen,
bostezan, duermen la siesta
bajo el tejado caliente de su séptimo cielo.

Por la mañana
tocan a diana muy temprano.
El director se dispone a dirigir
y todos los demás lo siguen en la orquesta
desatinada alegre y bullanguera.

Suena muy bella la fanfarria
pero quiero dormir.
Es madrugada, hace calor
y he de cerrar todas las ventanas.

Pero es hermoso oírles
porque es bueno saber que aun quedan pájaros en el mundo



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2 comentarios:

  1. A mí me pasa los mismo me despiertan todas las mañanas, me sirven de despertador. Con la diferencia de que yo vivo en una pequeña población a cincuenta metros del campo, y el escuchar los pájaros es algo normal todo el año.
    Te puedo asegurar que todavía quedan pajaros...

    Besos

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    Respuestas
    1. Yo también vivo en un barrio en el que afortunadamente los pájaros sienguen haciendo nidos bajo las tejas. Espero que al menos de aquí no desaparezcan.

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