viernes, 22 de junio de 2012

ARANDO VERSOS



Allá donde el cielo perdió la monotonía
del azul intenso
y se encrespó en borbotones
de gris anaranjado
en el crepúsculo del verso
que nace entre los labios
allá, con la metamorfosis del chirrido
final en la conciencia,
el freno desatado de la emoción
sin nombre,
la luz sin tamizar, el aire limpio,
la voz del corazón salió al encuentro
y habló como solo sabe hacer la poesía.

Pasa, me dijo,
te dejo el cielo abierto
y las manos tendidas
y el latido palpando
un sentimiento
que hasta ayer nada más
no conocías.

Vendrán más primaveras,
otros cielos fugaces preñados de algodón
de cien colores,
otros libros arando en las conciencias
haciendo surcos donde sembrar historias.

Pero nada será como este aterrizaje en plena vida.
Porque la piel, los labios, las miradas
no pueden estrenarse como se estrena el día.
Porque ningún viaje es el mismo una segunda vez.




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