domingo, 22 de abril de 2012

PERRO FLACO



Al perro flaco, dice el refrán,
todo se le vuelven pulgas.

Es viejo desde chico y se le caen los dientes,
sus amos no les quieren o nunca lo tuvieron,
jamás encuentran perrita que les ladre,
se rascan el lomo en las esquinas,
deambulan como lobos inocentes
seguido por sus moscas voraces y molestas,
sucias e impertinentes.

Pero últimamente
pulula por la calle una raza nueva
de perros flacos
que llevan la cartilla del paro entre los dientes,
el carnet de futuros desgraciados,
el hambre moldeando su figura
y la fiera que esconden arañando su voto,
sus ojos y su calma.

Mañana serán lobos iracundos
que destrozaran los molde de las calles,
saquearan los nichos del supermercado,
carecerán de sueños,
sucumbirán a la estación de la esperanza
cuando vivan en la calle de los desahuciados.

Pero son perros que siempre fueron flacos,
-dicen los jefes limpiándose el bigote con cuidado-
y hartarlos estaba siendo su ruina…

Y seguimos teniendo perros flacos
sin pedigrí, sin moscas, sin trabajo,
que van sacudiéndose sueños por la calle.




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3 comentarios:

  1. No me queda más remedio que estar completamente de acuerdo con este poema desgarrado. Cuando llegue ese mañana de lobos iracundos, quizá nos preguntemos por qué, quizá nos desgarremos las vestiduras y proclamemos el sacrosanto derecho de la propiedad, y todas esas cosas.
    Nos mirarán, quizá, rabiosos y dirán: tengo hambre, qué queréis que haga.

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  2. Se nos está llenando nuestra sociedad de perros flacos, el problema vendrá cuando esos perros se conviertan en lobos, entonces no habrá manera posible de pararlos. Los errores del pasado serán los problemas del futuro.

    Besos

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    1. Lamentablemente. Pero hay que hacer poesía también con la denuncia, y salpicarnos de suciedad si es necesario.

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