lunes, 2 de abril de 2012

BEBERME LA TARDE EN UN SUSPIRO


Cinco de la tarde.
Llueve con carácter caprichoso, intermitente.
Sale el sol alguna vez entre las nubes.
Se esconde y deja ver
unos rayos que son como dibujos
en la estampa del Corazón de Jesús del calendario.

Salgo y entro como el rayo del sol
sin decidirme a entrar por la ventana
o quedarme colgada del naranjo.
Soy una lluvia de dudas razonadas.
Entre las ramas del naranjo no se filtra el agua
ni la luz ni el rayo.

Yo soy un mal sueño impertinente,
un culo sin asiento, un grano en la nariz
que me quejo del invierno y del verano,
que me tomo las estrellas al relente de la noche,
escondida de la luna para que no vea la avidez
implacable con que absorbo el néctar de su pulpa
desde el centro del corazón
a la raíz del tuétano escondido.

No sé qué es lo que quiero.
Si beberme la tarde en un suspiro
o dejar que me beba la tormenta.



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