lunes, 26 de diciembre de 2011

A VIVIR HAY QUE APRENDER TODOS LOS DIAS


Cambié un vestido por un viejo pantalón de pana,
los zapatos de tacón por botas altas
de andar por campos a través de peñas,
la mirada de neón por las mañanas revueltas
de neblinas y rocíos,
y el coche por bicicleta.

Cambié la idea de un mundo que dormía
con la mirada despierta y la conciencia intranquila,
por el huerto y las gallinas y el establo.

Y tuve que aprender lo mismo que en la escuela
desde muy pequeñita se aprendían
cordilleras y ríos, gramática y quebrados
que a vivir hay que aprender todos los días.



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