lunes, 11 de julio de 2011

NUNCA SABRÉ POR QUÉ LLORABA


No volveré a llorar.
Pero si lloro, te aseguro
que nadie sabrá jamás por qué lloraba.

(Nunca digas jamás. Di siempre nunca,
y recalca la afirmación diciendo
que nunca jamás volverás a pasar hambre
o a llorar por el amor de alguien
que ha dejado de quererte).

No cuelgues todavía,
me quedan por decirte dos palabras.
Ah, no, perdón, son cuatro
pero se dicen rápidamente y del tirón.
“Ya no te quiero”.

Sé que no te lo crees,
piensas que no me lo creo ni yo,
pero es verdad.
Ya no te quiero.

Te quiero como a esos vecinos
que ocupan el inmueble una semana
y se marchan después sin dejar ningún rastro,
ni una marca de suciedad en el salón,
que no han roto un jarrón,
ni han señalado la distancia
que hay desde la luna al sol,
y no han hecho una cicatriz en la memoria.

Y algún día te acuerdas de ellos
como si fuese una visión fugaz
que pasa por tu frente
camino de algún sueño
como una ráfaga,
y asola por un segundo tu cerebro,
mas ni siquiera recuerdas cómo se llamaban.

No volveré a llorar, te lo aseguro.
Pero si lloro,
te juro por aquél vecino
que no pasó de ser un desconocido,
que nunca, jamás
sabré por qué lloraba.


<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

No hay comentarios:

Publicar un comentario