sábado, 13 de octubre de 2012

LA RIFA DE LA VIDA


 
La tarde estaba quieta, no tenía movimiento.
El viento vociferaba por la calle
se entretenía en la esquina,
cambiaba de dirección y se reía.
 
Yo soportaba ser sin más remedio
lo que me había tocado ser mediante rifa.
 
Pobre arlequín
vestido de comedia y de aspaviento
fingiéndome asombrada de la vida.
 
Los ojos muy abiertos
las manos extendidas hacia un horror
multiplicado, incierto, que vocifera el aire,
 
esperpéntica desnudez la de mis cuadros
y aquel traje ajustado a la medida
de lo que quiso el viento.
 
 
 
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1 comentario:

  1. Me emocionas, yo también quisiera ser
    un ala sin plumas en un cielo sin aire.

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