martes, 22 de mayo de 2012

QUISIERA SER TAN ALTA COMO LA LUNA


Quisiera ser tan alta como la luna,
tan hermosa y esbelta, con tan buena figura
como la de la luna cuando mengua coqueta
su perfil candoroso de Lolita ingenua.

Cantábamos al corro una canción cuando éramos
pequeñas cogidas de la mano
girando sobre el círculo errático de la diversión.

Quisiera ser tan alta como la luna, como la luna.

La pacífica luna sonreía desde arriba
arrebolada su cara con nuestro sudor, cuando
incansables repetíamos una vez más al corro la canción
sin final, sin estribillo.

Quisiera ser tan alta como la luna, como la luna.
Tan inconquistable, tan sombreada,
tan soberbia y tan lúcida
como la luna.

Ni siquiera nos miraban los chiquillos
mientras el corro seguía hasta agotarse,
como si mientras más veces se pidiera lo imposible
más fácil fuese alcanzar la estrella más lejana.

Crecimos hasta la única distancia permitida
y nunca pudimos llegar hasta la altura
desde donde nos mira asomada a la noche cada día.
Aunque alguna vez pudimos tocarla con el sueño
y dormir en sus brazos como niñas que han
crecido hasta su altura.

A veces me pregunto si mientras escuchaba
nuestra canción al corro,
socarrona, sabiéndose tan alta y tan lejana, sonreía.



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