martes, 10 de mayo de 2011

NI LA NUBE NI EL MAR


Las tristes ventanas abiertas a la tarde triste,
los inocentes soliloquios del aire apagando rumores
y una risa aislada, y el trino lejano de algún pájaro soso
de oscuro plumaje, y una pareja que se finge enamorada,
y los raquíticos pinos sostenidos apenas por los débiles tallos
que acaban de nacerles como escuálidos hijos
y un cielo que se pierde a la altura del suelo,
como si al alargar las manos pudiera sujetarlo…


Algunos que se internan arrogantes con paso decidido
se pierden de mi vista en un instante y pasan al olvido.
los presiento en un umbral aparte, lo mismo que esos trinos
que llegan del silencio, desde el origen fantasmal de los destinos.

Desde aquí, clamando por clamar,
como ese gorrión que aspira a ruiseñor de bello canto,
me gustaría volar,
pero apenas si levanto la voz a ras de suelo
mientras mis pies arrastran un cansancio de muerte prometida.

Y quisiera ser pez, para nadar
y alga para pegarme a las orillas
y buitre para saciarme de carroña.
Pero apenas puedo ser lo que aún no soy:
ni la nube ni el mar. Ni el burro ni la noria.



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3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Pues... he entrado por casualidad, a traves de una conocida comun y me he sentido, por un momento elevado como una noria empujada por un burro. También me he sentido nube; Mar, son palabras mayores...

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  3. Pues gracias por tu comentario. Y agradezco también a esa conocida (desconocida) que te indicó este lugar.
    También quisiera ser adivina para saber quienes sois. Pero esas si son palabras mayores.
    Saludos

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