Soy adicta a entrar en la casa del delvecino
a quitar las telarañas de sus muebles vencidos
con el pretexto de llenarles de soledad otro vacío.
A algunos les gusta que les vean sus desgracias
pero yo vuelvo agotada y maldiciendo.
No debo ser cristiana.
Soy adicta a soñar que todo cambia
y vuelo sin motor ni instrucciones de vuelo
elevando mi escoba por encima del sueño
y de las nubes.
Siempre me doy de bruces sobre la misma calma
y maldigo las mismas maldiciones
y desordeno el puzle y reordeno el caos
para que todo no haya quedado solo en el vacío
y poder incorporarme a la vida mañana.
Soy adicta a libar papeles viejos.
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Querida Maria, siempre con la pluma sobre el papel de la inspiracion, siempre traes un poco de tus palabras y las amplias a la perfeccion.
ResponderEliminarGracias por tu visita, pero no te preocupes si no puedes volver, a mi me pasa lo mismo, las responsabilidades y el tiempo dificultan las visitas. Gracias por compartir tus poemas.
Un abrazo,
soy adicta a tu poesía... un saludo
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