A tientas,
como un ciego desorientado
y pobre sin perro que le guie,
sin lazarillo,
a tientas
tropezando en las nubes de algodones
y cayendo en los arroyos de tus ojos
como un pesado fardo
de heno y de rastrojo.
A tientas voy
siguiendo el vaho que va dejando
el rastro de tu aliento
sin desaliento y con cansancio
de ir tan solo a tientas
por las paredes negras de los callejones
en los que solo viven gatos solitarios,
traficantes de sueños y tahúres.
A tientas voy y no te alcanzo nunca.
Tropiezo y me resbalo
y caigo y me levanto y continuo
a tientas tocando cuanto
cae al alcance de mi mano.
Todo se queda cerca
y lo acaricio
y todo es solidario con mi busca
Solo tú no estás nunca y no te alcanzo,
y solo tu sombra se me escapa siempre
a tientas…
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