viernes, 3 de febrero de 2012
PRIMER VIAJE EN TREN DESDE CALAÑAS
El tren desgrana lento un llanto negro
de quejidos y humo que extiende su lamento
por el valle. Es el primer recuerdo que le tengo
desde aquella mañana de domingo soleada
cuando lo vi llegar despidiendo en el aire
su bocanada de aliento
en madejas de humaredas trenzadas
y acogiendo en silencio mi afán aventurero.
Viaje a la ciudad en tren dejando el valle abierto
al lobo y la alimaña, la casa bien cerrada
y el surco de cemento esperando a mis pies
que anhelan inocentes la estirpe dura
de las calles de gres adoquinada,
la plaza recoleta de la monjas y el mercado
donde el pescado salta vivo entre los cestos.
Pobre del sueño que se sueña despierto…
Y luego regresamos con la pequeña sorpresa
de la ciudad pequeña reflejada en la cara,
debajo las suelas de los zapatos de vestir
domingos y fiestas de guardar en primavera,
y en los ojos que salpican diminutas estrellas
de emociones estrenadas
en un lugar del corazón en el que todo es nuevo.
Después el tren desperezó el sueño que llevaba
y me grabé en la memoria los rostros de la gente
que siempre fue desconocida,
que se ocultaba bajo abrigos y sombreros
y exhalaba un aliento de grises discontinuos,
como la nube del tren que me traía
de vuelta hasta el terruño de tierra enamorada.
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Todos guardamos en nuestra memoria un viaje que nunca podremos olvidar. Es el tren de los recuerdos.
ResponderEliminarBesos