A la viejita de enfrente de mi casa
se le ha perdido el perro que la guía
y está la pobre buscándolo en la plaza
y en el corral de atrás, y en la panadería,
y aun sin encontrarlo, grita en la calle
casi desesperada y sin paciencia,
¡¡Perro, perro!!
y le digo, llámelo por su nombre,
a ver si atiende;
y me contesta
que ya se le olvidó cómo se llama.
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¿A quién se le olvidó como se llama, al perro o a la viejita? La edad hace estragos, también en los animales.
ResponderEliminarMuy original.
Besos
Muy buena la observación. No lo había pensado, dando por supuesto que quien llama es quien ha perdido la memoria para recordar el nombre del perro. Pero puede ser al revés perfectamente.
EliminarGracias.