sábado, 18 de septiembre de 2010
ROZANDO EL VUELO
Hoy quisiera andar de marea en espumas
y de grillos en pájaros cantando
y de revoloteo en vuelo bajo, superficial, rozando sueños
de esos que permanecen por la mañana haciéndose los muertos
con el sonido a mar de la sirena niña en el regazo.
Hoy quisiera estar debajo de la arena, pero me quedo en tierra
pisando asfalto, y oscuras latitudes de cemento
me suben a la hoguera de alguna vanidad
y me hunden en el iris su arista descarnada.
Hoy quisiera volar como los gorriones, insinuando el vuelo,
pisándole a la rama su corazón tendido, tomando impulso
desde la frágil raíz hasta la meta alta de alguna aparición.
Rozando tierra. Pisando viento.
Hoy la noche se ha echado algo ligero sobre los hombros
y ha salido a la calle a invitar a los hombres que pasan
rozando el vuelo de la sombra esquiva con otra sombra
de más vivos colores.
No podemos huir ni querer ser la noche cuando somos el día,
(me vale viceversa y ejemplos peregrinos también valen)
ni esconder en regazos de niña los complejos que aturden.
Ni inventarlos.
Hoy no quisiera ser ni estar ni parecer.
Hoy tan solo quisiera llegar a parte alguna
sentarme y descansar porque he cumplido.
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Yo también lo quisiera. Pero no puedo fingir lo que no soy, lo que no siento y lo que no puedo. Y cuando llegue el tiempo de descansar también para mí será porque he cumplido.
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