Los hombres que yo quiero no me aman,
Con las pocas mujeres que trato, no me entiendo,
Los niños me rehúsan, tan infantilmente tiernos y crueles.
Los mayores me usan a su antojo y luego me rechazan.
Los animales fieles y domésticos me huyen con pereza
O con despavoridos aspavientos y quejas de miedosos.
Yo me miro al espejo y no me encuentro.
Me desconozco en todas mis miradas.
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