sábado, 28 de agosto de 2010
¿Que cara he de ponerle a la aventura de vivir otra jornada?
LA VIEJA ACTRIZ DEL CABARET
Cuando me pongo en marcha cada día
después de los ajustes óseos necesarios,
la ablución, los distintos engrases y las gárgaras,
después de tantas dudas como de tanto miedo
y de tantas miradas ante el espejo
que no refleja nada más que miedo;
después de tantas arrugas como de tantos días,
tengo que decidir quién he de ser cada jornada.
Maquillarme según las circunstancias, aceptar las sugerencias
del momento que invitan impulsándome a vivir como un torrente
o a dejarme caer por la pendiente con el mismo silencio
e idéntica desgana.
Dos pequeños cañones de luz me sombrean la cara
y dibujan un perfil intermitente, difuminado y vago
dejando ver solo cicatrices que quedan clavadas en mi piel
y anulan el adorno pueril de la pintura.
Y ante el espejo que ensaya mi mirada, pregunto indiferente
como una vieja actriz que se sabe olvidada
igual que cada día,
“¿Quién tengo que ser hoy?”
“¿Qué cara he de ponerle a la insistencia de vivir otra jornada?”
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