viernes, 27 de agosto de 2010

DIÁSPORA




Llegábamos de abajo, del fondo de un lugar
al que los golpes vuelven amortiguados
y los ruidos tan solo son rumores
y el viento que ruge huracanado
al regresar se ha convertido en brisa.

Llegábamos cansados y nos dolía la luz,
y nos crujían los gritos y los claxon
y en los ojos nos escocía la soledad
cercada de tantas soledades y ruidos.

Andábamos perdidos por las avenidas,
tristes y oscuros deslumbrados de chispa y colorido
llamábamos a gritos algo amigo y lejano
y ocultábamos el miedo tras las bocas ansiosas
que devoraban hambre.

Y fuimos diferentes aquí arriba.
No más libres ni hermosos ni felices.
Sólo fuimos distintos, diferentes, discordantes.
Fuimos otros.

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