lunes, 30 de agosto de 2010
LAS TRISTES VENTANAS (En el parque)
Las tristes ventanas abiertas a la tarde triste,
los inocentes soliloquios de la tarde que apagan los rumores
y una risa aislada, inofensiva, y el trino lejano de algún pájaro soso
de plumaje anodino, y una pareja que se finge enamorada,
y los raquíticos pinos sostenidos apenas por los débiles tallos
esperando crecer para ofrecer más sombra y ser más cotizados,
y un cielo que se pierde a la altura del suelo, demasiado cerca de las manos
esperando tocarlas…
Algunos que se internan arrogantes con paso decidido
se pierden de mi vista en un instante y pasan al olvido.
los presiento en un umbral aparte, lo mismo que esos trinos
que llegan del silencio, desde el origen fantasmal de los destinos.
Desde aquí, clamando por clamar, como ese gorrión que aspira a ruiseñor
de bello canto, me gustaría volar,
pero apenas si levanto la voz a ras de suelo
mientras mis pies arrastran un cansancio de muerte prometida.
Me gustaría ser pez, para nadar
y alga para pegarme a las orillas
y buitre para saciarme de carroña.
Pero apenas puedo ser lo que aún no soy:
ni la nube ni el mar. Ni el burro ni la noria.
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