Quizás debiera sonreír más a menudo
No darle tregua a la desesperanza
Proyectar con mis amigos el futuro
No sospechar tanto de todo
No buscar la cara oculta de la luna
No darle al enemigo más motivos
para que siga siendo el enemigo.
Pero siempre están lloviendo tempestades
y aguaceros de sapos y demonios
desprotegen mis dunas solitarias
No hay otra sinfonía diferente
que la de los silencios repetidos
y he de marchar, callar,
porque el silencio se repite
como un eco profundo en las gargantas
huecas,
y la atronadora voz de la tormenta
no augura que se escuche mi discurso.
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