viernes, 21 de septiembre de 2012

SE HACE DIFICIL ESCRIBIR



No puedo concentrarme en escribir ahora.

Se me van por ahí los pensamientos
como caballos locos desbocados
y nadie puede echarles la correa,
detenerlos, domarlos.

Es difícil pararse, meditar la palabra,
establecer la fórmula correcta,
ser lírica y poética, no blasfemar,
no destrozar los setos de geranios,
o dejar de escupir aunque me falten
fuerzas y fatigas.

Es imposible tragar la verborrea
de esta selva de reptiles que muerde
y escupe toxinas cuando habla
y ensucia el aire
desde la oscuridad de sus palabras.

Es difícil detenerse y pensar
y calcular el daño recibido,
buscar antiveneno e inyectarlo
en la vena al enemigo.

Lo urgente y necesario es condenar
y dejar que la voz se organice en el sueño
y responder con el mismo poema.



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