Vivo de muchas vidas, de otras vidas,
de otros surcos y vientos y manantiales,
de sangre de otras venas,
de restos de otra voces, de éxodos y siembras,
del paso de otros miedos y de otra confusiones.
No vivimos de nadie, para nadie,
sino de muchos otros elementos
que multiplican el gen del mestizaje.
Yo vivo de la súplica, del tiempo duplicado,
del vuelo en espiral de algún insecto
y de la picadura del amor.
Yo vivo de vivir otros instantes.
No vivimos para tener historia
sino para tener memoria del momento
en que fuimos la visión de un semejante.
Más que pasar adrede por el surco,
vivimos la dispersión de nuestra propia savia
igual que cuando el viento volea una flor seca
y deja las semillas sembradas por el aire.
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Vivimos de todo lo que nos rodea, lo bueno y lo malo, de ahí la maravilla de la vida.
ResponderEliminar"¡Qué bello es vivir!"
Besos