sus posibilidades infinitas
sin cambios, sin evolución,
siempre la misma, inmutable
y perfecta, previsora
de cuanto acontece en torno suyo,
inamovible de su sombra,
inalterable, exacta como la dosis
justa de los medicamentos
o la fórmula secreta de la cocacola,
como la inextinguible luz del sol
y la impasible marcha de las horas.
La vida, lo que está en torno nuestro,
indeleble y segura no se termina nunca,
no se altera, no muta sus constantes flemáticos
y avanza firme y vigente, inconmovible.
Tu y yo cambiamos siempre,
evolucionamos sin descanso,
sufrimos metamorfosis, perturbaciones,
crisis, vaivenes y mudanzas.
Fuimos lo que dejamos de ser
y nunca más seremos desde la misma sangre.
Saltamos al vacío sin red ni primaveras
y convertimos la edad en experiencia
que de poco nos vale.
Somos materia inútil que envejece
y muere con el tiempo.
Pero la vida sigue y es todo lo que cuenta.
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