de buena gana, estudia despacito
y con muy buena letra
los códigos que marcan
la calidad del día,
la densidad del ozono,
el aroma del mundo,
la larga duración de su envasado.
Una va haciendo méritos por la vida
y aprendiendo a vivir con tropezones
y a respirar cuando le falta el aire,
y a curarse con saliva las heridas.
Pero una va con pies de plomo y rompe un plato
y apaga con cuidado las colillas y arde Paris
ama a los animales pero mata al gato.
Una pasa la vida queriendo liberarse
de yugos y cadenas,
y se ata cada día con una soga nueva
y se la envuelve al cuello hasta desangrarse.
Y al final una se muere y no ha aprendido nada,
y ha leído mil libros y no los reconoce
y ha vivido de orgasmos sin saber del amor
y debajo del pelo teñido se revelan las canas
y debajo del sueño ennegrecido está el ceño
fruncido de la crispación
y está la decepción, se aloja la desgana
y está el vivo deseo de haber sido mala…
Muy mala muy mala muy mala,
tan mala tan mala
que hasta en el infierno le nieguen el perdón.
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Excelente, Maria, como siempre expresas con palabras urgentes y sabias. Me ha encatado
ResponderEliminartu entrada y te lo agradezco. Un abrazo,