“Como si un cristal pudiera llorar, se derrama una gota de agua por su superficie empañada por el frío si ponemos la yema de un dedo. Es imposible vivir sin dejar un rastro, aunque solo sea el de una lágrima del cristal por el que miramos.”
Mónica Fdez.-Aceituno
Yo también he de dejar mi huella
cuando me vaya caminando entre la niebla
y en la hierba se marque mi pisada.
Cuando la hierba crezca sobre la superficie
erguida y verde, quedará la brizna lastimada
por mi pie, que fue dejando huellas por la tierra.
No pido más que ser esa pequeña estría
de tierra aprisionada y vuelta a renacer
cuando el rocío, la luz y el sol inventen primaveras.
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Es maravilloso dejar huella de nuestro paso, eso si que la huella sea sencilla, no de tierra quemada.
ResponderEliminarBesos