lunes, 16 de enero de 2012
RECUERDOS EN UNA MAÑANA DE MUERTE PROMETIDA
Recuerdo haber sido pacifista,
protestar contra la guerra,
asumir mi condición de perdedora.
(En definitiva los que somos así
ya hemos sido vencidos de antemano.)
Me recuerdo con el puño levantado
no tanto por mi condición de comunista,
sino por pura convicción de estar gritando
y acompañar con el gesto del puño la protesta.
Me recuerdo rodeada de grises en Moncloa,
de verdes en Bilbao,
de toros en Pamplona,
de amigos que se fueron disipando
en la diáspora feliz de aquella inocente democracia.
Me recuerdo en los conciertos de la Mercedes Sosa
rodeada de hombres armados a caballo
mientras ella cantaba cuando tenga la tierra, hermanos…
Recuerdo que me casé un primero de mayo
de hace muchos años y algunas primaveras
mientras España dejaba de oler a rancio
y aprendíamos a gritar como las fieras.
Mis recuerdos son cosas muy sencillas.
Si encadeno recuerdos
y parto desde que tengo lucidez, todo ha sido soñar
en jardines nocturnos de humo y utopía
pero todo lo que soñé era creíble
porque era hacedero y lógico y visible,
y de todos los sueños estuve convencida.
Recuerdo haber sido una cretina humilde.
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