lunes, 3 de octubre de 2011
EL POETA Y EL HOMBRE SOLO
hay que decir lo que pasa, quizás exagerando.
Que en la noche aúllan las sirenas
buscando los sonrojos de las calles oscuras
y alguna soledad sacude de los hombros
la pesada crueldad del abandono
y busca un bar para ahogarse solo.
Y dicen los poetas que en la preñada luz
de los neones manchados de cagadas de palomas,
de restos olvidados, de polvo y de desidia,
se oculta el mensajero que el solitario busca.
Y el poeta le ordena a los lobos que muerdan,
que hay carnada.
Y el solitario se deja caer sobre los adoquines
borracho de soledad y de cerveza y miedo
y derrama la noche mezclada con orines
y se queda parado en la sombra
de un callejón con una sola salida hacia el infierno.
Y el poeta le pinta a las esquinas bigotes y chistera
y se ríe del mundo que dibuja
mientras el solitario duerme la borrachera.
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