sábado, 26 de marzo de 2011
ME MANDÓ UNA SONRISA DE CHICLE
Me mandó una sonrisa mojada
en aliento de chicle de menta
mientras hacía un globo
que le estalló en la cara.
Yo me hice la digna
y muy seria, le devolví la espalda.
Arriba y abajo, carretera y manta.
Cogidas del bracete
las niñas hacia arriba
los niños hacia abajo
por la acera de enfrente
y a un lado el riachuelo
(aquél regajo sucio
amarillo de cobre)
que cantaba sin prisa la corriente
de agua sucia y cobriza
y salpicaba la ropa adolescente
cuando escondíamos el rubor
en las adelfas,
a la orilla del surco,
en lo espeso de la higuera bravía
ocultos en la acequia
al remanso del agua.
Esa tarde me mandó una sonrisa
pero nunca volvimos
a la vera del surco
amarillo de cobre
a ocultarnos de todos en la acequia
para darnos mil besos en la cara.
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