sábado, 19 de marzo de 2011
EL GREMIO DE LOS SOLOS
(“Un hombre sólo, una mujer, así tomados de uno en uno
Son como polvo, no son nada….”)
Para la luchadora por derechos colectivos
Defensora de etnias y de restos grupales,
¿Qué es la soledad del individuo, su llanto sólo,
Su barco desdichado bogando a la deriva…?
(“Pero tú siempre acuérdate de lo que un día yo escribí
Pensando en ti, como ahora pienso…”)
,,,Como ahora pienso, como pensaba ayer
Y pensaré mañana. Yo siempre me mantengo. Un Hombre sólo, una Mujer,
No serán como polvo, no serán una Nada perdida en el espacio.
Un Hombre sólo, una Mujer, cuando se mueven solos,
Cuando no pertenecen al culto de una iglesia ni participan de un rito colectivo,
Cuando no son los explotados de una empresa,
Y cuando su lucha sola se queda sin testigos;
Un Hombre solo, una Mujer
Cuando se mueven solos no son desarraigados ni son seres extintos.
Tal vez equivocados, ilusorios, se dejan ver del brazo de la vida
Sin insignias, sin marcas, sin doctrinas junto a la impávida luz de su autarquía
Y sin quererlo, acaso, se integran en un gremio selectivo.
El gremio de los Solos es una sociedad sin decadencia
Que no paga tributos al Estado
Que no recibe beneficios ni prebendas
Ni se mueve por un motivo interesado.
Pertenecen a un Tu/Yo deliberado y se ofrecen de forma gratuita,
Carecen de estatutos, sus leyes son dictadas sin la prisa,
Y su campo de acción es ilimitado.
Un Hombre sólo, una Mujer, no serán solo polvo, no serán solo larva.
Son parte de un delirio colectivo y parte irremediable de una vida.
El ademán aislado que impide el movimiento,
La partícula de átomo que fija el engranaje.
Porqué al pensar en ti elijo estas palabras
Y no aquéllas que glosan tu lucha comunera
Es algo que seguro no compartes ni comprendas,
Pero afirmo, aunque discrepes de ello con vehemencia,
Que un día serás del Gremio de los Solos por mucho que no quieras,
Aunque sólo te ofrezcas en la anónima compañía del tumulto,
Y potencies la entrega cuando el fin es común y el bien acumulado.
Aquéllos conciliados en guerras de guerrillas
Que desconocen el favor de dar a otros un poco de su miedo
Y sólo saben darse en avalancha,
Olvidan compartir el dolor cuando se vuelve opresivo
Y ofrecerse al amigo sin reservas de ciego,
Mueren solos llorando ante un dolor inédito
Que acorrala su fe y los deja para siempre malheridos.
Por eso, al Ser que se entretiene y se despista
Ignorando su admisión al Gremio de los Solos
Tenemos el deber de recordarles que un Hombre solo, una Mujer,
No serán solo polvo, solo larva.
Y decirles, cuando la duda se argumente represiva:
Confía en mí, ven, no temas nada pues no te quiero mal.
Sólo te tengo bajo el punto de mira de mi alma.
Pero aún, y a pesar de todo eso, y aunque nunca te haga falta mi palabra,
Escucha lo que a Julia le dijo Goytisolo:
“Nunca te entregues ni te apartes junto al camino,
No digas nunca “no puedo más y aquí me quedo”…”
Tú no te quedes nunca, compañera.
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