domingo, 4 de diciembre de 2011

TU SOLEDAD Y LA MÍA


A oscuras y en silencio averiguo el perfil de tu fisonomía.
Los rasgos alargados, puntiagudos del amor
que a veces duele tanto,
los círculos viciados de la rutina a secas,
las líneas paralelas de la costumbre ciega,
los objetivos de los días olvidados,
las buenas intenciones de sernos los mejores
en cada ministerio de nuestra larga vida…

Si sostengo tu mano entre las mías
y hago como que estudio tus líneas y me asombro
y creo adivinar por dónde más te duele el alma
y pienso que soy tu dolor, tu fiebre y tu fatiga,
y te lo digo, me miras y sonríes,
me dices que estoy loca
y después, cuando tu boca sin querer busca la mía
tus labios me están diciendo lo que sienten.

Aburrimiento, dolor, cansancio, desaliento,
hastío, y un poco incalculable de tristeza.

Ya no leo más las líneas de tu mano
ni busco en los perfiles de tu fisonomía
los rasgos que me dicen lo que sientes.

Ya tienes para ti tu soledad y yo la mía.



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