sábado, 17 de diciembre de 2011
LO SÉ, PERO ME ABURRO
Como ni fumo ni bebo ni… nada de nada,
-solo como y engordo y hablo sola-,
le hago bromas al gato con la pistola de goma
que dispara agua fría de los cubos del patio,
y sacudo la alfombra sobre los geranios rojos
de mi vecina,
y haciéndome la loca pago el pan
con los billetes usados del Monopoly
o saco las pesetas de Franco que aun guardo en la petaca
y sofoco al panadero pidiéndole la vuelta.
Soy malvada, lo sé, pero me aburro.
No abuso del Estado ni pido medicinas
para curarme en vida la vejez.
No quiero que el gobierno se enfade más conmigo
y me liquide antes de lo que tengo descrito con cursiva
en el renglón torcido con tinta que se borra.
Mi socarrona edad tan permisiva
ya no puede curarse con jarabes
ni con leyes que anulen mi libre independencia.
Soy perversa, aburrida y primitiva.
Voy arrastrando los pies y fingiendo que muero
de cansancio y olvido, con un ojo cerrado
y otro abierto para ver como me miran
los que no son curiosos
y pasan sin mirar hacia otro lado.
No me divierte nada pasar inadvertida.
Hasta que no hago una maldad no existo,
mientras, soy solo una fantasma extravagante y vieja
que cumple cristianamente con el rito
de ser impertinente y mal hablada.
Cuando hago una maldad me pongo colorada,
pero como estoy sola en casa y ni fumo ni bebo
ni hago nada de nada, (y me aburro),
me disculpo a sabiendas de estar haciendo el daño,
me río de janeiro y le acerco el cerillo
encendido a la yesca
y a la escarcha.
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