jueves, 18 de agosto de 2011

CAER SE PARECE A VOLAR


Caer se parece a volar, mas no es lo mismo.

Volar es planear sobre el sistema errático del tiempo,
surcar caminos ilegales, elegir las estrellas
donde queremos ahogar el genocidio,
proyectar los trazados del futuro a la medida de la libertad
soñada y prometida.

Tomar el viento de cara, bosquejar los rostros
y eliminar de adormideras los restos de una nave
anclada en la rivera de los mares dormidos.

Caer se parece a volar, mas no es lo mismo.

Caer es un acto más humano, hundirse
en el hemisferio craneal, bucear en las corrientes
del alma, del corazón, del ser consciente y racional,
humano.
Caer es hundirse
y con la boca abierta aspirarle a la tierra su sabor,
y ser su corteza, su suciedad, su alma sin color,
y ser su piel como una aurora boreal
estallando en colores mortecinos y opacos.

Caer se parece a volar, mas no es lo mismo.


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