miércoles, 9 de febrero de 2011

NEGOCIANDO EL FUTURO


Tengo grandes planes para mi futuro.
No sé qué haré mañana, pero en mi futuro
tengo planes sublimes y rotundos.
Quiero gente feliz y risas y esperanza,
y lo festejaré con un banquete
como si de una fiesta sublime se tratara.

Quiero niños creciendo sin miedo por las calles
y autopistas de nubes desde el cielo hasta el agua,
y kioscos de flores sembrando las aceras,
y abuelos tomando el sol en las esquinas
y la ausencia de todo lo sobrante.
Quiero recuperar la risa, olvidar solo lo que quiero olvidar,
reencontrar esa vía de apariencia tan clara
que es la felicidad
y que a veces he creído verla por la calle.
Quiero borrar del diccionario palabras insolentes
y abolir la raza de políticos de todos los colores
y caminar descalza por los sueños
y no vivir recordando horarios y pastillas
que me mantengan despierta por un rato.
En el futuro quiero devolver el cansancio a la tierra
tener una silla mecedora en la sombra del patio,
ser valiente para cantar una canción sin molestar a nadie
y quiero, para terminar la lista de mis peticiones,
que cuando llegue el futuro me sorprenda asomada a la ventana
cuando esté gestionando el sueño de la noche,
verlo venir de frente
y saber que no se esconde nada debajo de la manga.


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